Esta es la historia de un reencuentro, el resumen de un camino recorrido y el agradecimiento a mis compañeros por haber estado aquí al lado.
El pasado domingo volví a ponerme un dorsal para correr una carrera de verdad. Una carrera de las que tienen arcos de salida y de meta, avituallamiento y que requieren ponerse el despertador a las 7 de la mañana de un domingo (esto no lo echaba tanto de menos, la verdad). Ha sido la primera carrera desde la San Silvestre del 2019 y no te voy a engañar, el domingo fue una pasada volver a encontrarme con un día de carrera.
Hemos llegado a vivir una carrera antes de lo que pensaba. Mis mejores previsiones me daban otoño como posible fecha para tener un día de carrera de los de antes. Fue una recompensa mental al esfuerzo de todos estos meses porque lo fácil hubiera sido ceder en algún momento, pero no lo he hecho. He puesto de mi parte para que eso sucediese, pero mis compañeros de km también han tenido la culpa de mantenerme la cabeza en su sitio y de empujarme a nuevos números. A vosotros compañeros de Running51, ¡gracias! Lo hacéis todo más fácil.
Porque amigo, ¡cómo hemos vuelto! Hemos vuelto superando nuestras mejores expectativas, rompiendo marcas personales y con el feeling de una mejora evidente. Así que ahí nos encontramos el domingo, repasando donde estamos y como estamos. Creo que el resultado fue sobresaliente. Por cierto, como dije ese mismo día ,la culpa de todo esto la tienen Pablo y Chema 😜