11 días son los que hay entre el inicio del mes y la maratón. En estos 11 días el objetivo principal es uno: descanso activo. Toca bajar los km y dejar al cuerpo descansado para el día mientras que seguimos saliendo a correr. Como objetivos secundarios están: no ponerse malo y no hacer ninguna locura.
Además de los básicos fisicamente hablando, en estos 11 días tengo que gestionar los nervios, el drama y las ganas que van a ir creciendo día a día a medida que me voy acercando.
Dicho todo esto, en apenas una semana me ha pasado de todo:
- He empezado el mes con amigdalitis, es decir, una semana de antibióticos y 4 días sin moverme de casa.
- Se ha puesto a hacer frío y a llover cuando apenas lo ha hecho en todo el otoño.
- Me ha entrado de todo viendo la maratón de Valencia, que es una semana antes de Málaga.
A pesar de todos estos contratiempo o situaciones anómalas, las sensaciones generales son buenas, muy buenas. Me apetece que llegue el momento de ponerme en el cajón de salida y ver que sucede. Esto no quiere decir que desde el jueves no va a haber quien me aguante y que seguramente el sábado sea lo más parecido a tener otra silla en casa. Pero me apetece que llegue todo eso. Quiero que lleguen todas esas sensaciones, me apetece vivirlas. Y las de la carrera ya ni te cuento.
Vamos allá, el viernes al medio día cojo el avión hacia el sur. Voy a ponerle la guinda al pastel que ha sido toda esta preparación. Espero que salga un fin de semana fantástico, pasarlo muy bien con los amigos y poder conseguir el objetivo que no es otro que hacer esos 42195 metros.